La Mikvé es una inmersión ritual en agua viva que desde tiempos bíblicos los cabalistas han practicado. Mikvé significa literalmente en hebreo: «cuerpo o colección de agua viva» por lo que lagos, ríos, manantiales y mares, que son alimentados por el agua de lluvia, son las Mikvot (plural de Mikvé) por excelencia. La Mikvé es la reunión todas las aguas. El término surge del registro de la creación cuando Dios juntó las aguas.
La Torá (o Biblia) es comparada al agua; el agua se compara al amor bondadoso; y en otros lugares, a la sabiduría. No es coincidencia que el agua ocupe un lugar central en la Kabbalah y de allí su importancia con la práctica terapéutica, ritual y espiritual. El propósito del agua en lo externo o terrenal, es una figura de lo que la Torá lleva al ser, para proveer vida y limpieza como propósito en lo interno o espiritual.
Como lo afirman las escrituras; que en la Creación del mundo fueron separadas las aguas: `Que haya un firmamento en medio de las aguas, y que separe aguas de aguas´. La sabiduría inferior descendió más abajo, mientras la sabiduría superior no descendió...".
Se dice que cada elemento material de nuestro mundo tiene una raíz superior en la sabiduría del Creador, y esta raíz es la fuente de vitalidad constante (como decimos en nuestras plegarias matutinas: "Su bondad renueva cada día, continuamente, la obra de la Creación"). Todo en la Creación es sabiduría o "luz" del Creador investida en un "recipiente".
Es posible sugerir que sumergiendo cualquier substancia material en agua y luego sacudirla vigorosamente, seguido de continuas inmersiones en agua y nuevamente sacudiendo y diluyendo, se libera gradualmente la "luz" y conserva de una forma más refinada y sutil en el agua, permitiéndole así ser usada con cada vez mayor potencia para curar.
El bautismo de Juan no era otra cosa sino esa Mikvé -baño ritual de purificación y sanación por inmersión- que es una antigua y milenaria práctica Kabalística
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